miércoles, 20 de junio de 2012

CAPÍTULO 18.


18 1El que vive eternamente creó el universo:
2el Señor es el único sin tacha, y no hay otro fuera de él.
3Dirige el universo con la palma en la mano,
y todos cumplen su voluntad;
es rey universal y poderoso
que separa lo santo de lo profano.
4Nadie es capaz de contar sus obras,
¿quién rastreará sus grandezas?
5¿Quién podrá medir su grandeza
y quién contará sus favores?
6No es posible aumentar ni disminuir
ni se pueden rastrear sus maravillas;
7cuando el hombre termina, está empezando,
y cuando se detiene, queda estupefacto.
8¿Qué es el hombre, para qué sirve,
cuál es su bondad y su maldad?
9Los días del hombre son contados,
y es mucho si llega a cien años;
10una gota del mar, un grano de arena:
eso son mil años comparados con el día eterno
11Por eso el Señor tiene paciencia con ellos
y derrama sobre ellos su compasión.
12Pues sabe muy bien que están inclinados al mal,
y por eso abunda su perdón.
13El hombre se compadece de su prójimo;
el Señor, de todos los vivientes;
avisa, y educa, y enseña, y guía como pastor a su rebaño.
14Se compadece de los que reciben la corrección
y de los que se esfuerzan por cumplir sus mandamientos.  

Dar con amor  

15Hijo mío, cuando haces un favor, no reprendas
ni ofendas con las palabras cuando haces limosna:
16el rocío alivia el bochorno
y la palabra vale más que el don;
17 ¿no vale la palabra más que el don
cuando procede de un hombre caritativo?
18El necio insulta sin caridad,
un don de mala gana hace llorar.  

Prevenir. 

19 Antes de hablar, aprende
antes de caer enfermo, busca remedio;
20antes de ser juzgado, examínate,
y a la hora de la cuenta te perdonarán;
21antes de caer enfermo, humíllate,
y cuando peques, muestra arrepentimiento.
22Nada te impida cumplir pronto un voto,
no esperes hasta la muerte para cumplirlo.
23Antes de rezar, prepárate,
no imites a los que tientan al Señor.
24Acuérdate del día final de la cólera, del momento de la venganza,
cuando ocultará su rostro.
25Cuando estás harto, acuérdate del hambre,
y cuando seas rico, de la pobreza e indigencia;
26de la noche a la mañana cambia la situación:
ante el Señor todo pasa aprisa.
27Un hombre sabio siempre está prevenido; 
cuando tienta el pecado, se abstiene de obrar mal.
28Un hombre inteligente conoce la sabiduría
y alaba al que la alcanza.
29Los que saben hablar también se hacen sabios
y pronuncian proverbios acertados.
3OHijo mío, no sigas tus caprichos,
refrena tus deseos; 
 

Dominarse. 

31si cedes al placer de tus deseos,
te harás el hazmerreír de tus enemigos.
32No le tomes gusto al lujo,
porque sus gastos te harán pobre.
33No seas glotón y bebedor
cuando tienes la bolsa vacía.  

18,4-7 Segunda estrofa. También es tema del Segundo Isaías: p. ej. Is 40,12; también Sal 139,17s; 145,3; 147,5; Rom 11,33-35. Hay que notar en la cuaterna el paralelismo de "grandezas" y "favores".
18,8-11 Tercera estrofa: véase 10,19-31. En contraste con la grandeza de Dios resalta la pequeñez del hombre. En su duración, cosa evidente: el salmo 90 admite hasta ochenta años; quizá piense el autor en ejemplos patriarcales. También es pequeño en sus bienes y males: no distingue el autor entre males físicos y morales. "El día eterno" es forma original: la totalidad unitaria se contrapone a la multiplicidad transeúnte.
18,12-14 Cuarta estrofa. La debilidad humana moral (Gn 8,21) aumenta el perdón divino (Sal 103,14; 145,9). El hombre imita esa compasión de modo limitado. La compasión de Dios no es indiferencia bonachona, que lo deja pasar todo, sino que corrige y enmienda al mismo que perdona. Por ello exige la respuesta humana: aceptar la corrección, esforzarse por cumplir la ley.
18,15-18 Quizá lleguen acá estos versos atraídos por la idea de la compasión. La palabra vale más que el don, cuando acompaña al don y por ello es sincera. No que la palabra sustituya al don (1 Jn 3,18), sino que expresa el interés humano. La necedad se opone a la caridad porque le falta comprensión y respeto.
18,19 "Aprende" o infórmate. Lo siguiente lo llamamos "curarse en salud": véase 38,1-8.
18,19-28 Prevenirse es adelantarse a los sucesos, con la acción o mentalmente; y ésta es una forma de sabiduría.
18,19-23 Cuatro proverbios comienzan con "antes de", y el del v. 22 equivale en el sentido. Insiste en la enfermedad y la muerte vistos como juicio y castigo de Dios.
18,20 Es la hora de la cuenta final; pero puede incluir también otros momentos de la vida. Examen de conciencia en orden al arrepentimiento y la penitencia.
18,21 Es tradicional vincular la enfermedad al pecado, como castigo o escarmiento: Job 33,19-22.
18,23 La oración sincera pide una actitud conveniente: exigir, esperar indebidamente puede ser tentar a Dios; como los israelitas en el desierto: Sal 95,9.
18,24-26 La desgracia futura y sobre todo la definitiva, que es la muerte, se presentan a la memoria del hombre ejerciendo su influjo saludable: así el hombre no confiará en sí ni en las circunstancias favorables de la vida, y resistirá a la tentación. El juicio de Dios, definitivo o provisorio, siempre es inminente.
18,27-28 Prevenirse es prudencia, y prudencia es una rama de la sabiduría. El sujeto de "alabar" es quizá la Sabiduría personificada. El tema específico ha desembocado en el tema general de la obra.

18,29 A primera vista, este verso es un pegote: ¿a qué viene ahora la destreza en el hablar? Pienso que el verso cumple una función formal, formar inclusión con el v. 19
18,30-19,3 Después de prevenirse, dominarse: hacen buena pareja. En cuanto a la forma, son tres avisos o consejos negativos con motivaciones. Por el contenido, se fija en lujo y banquetes, vino y mujeres. Los versos 32.33.1.2 se leen en hebreo.
18,30-31 Empieza en términos genéricos y anuncia una sanción social. La motivación se lee también en 6,4 y en algunos salmos: 25,2; 35,19; 41,12.
18,32 ''Te harán pobre" o duplicarán tu pobreza.
18,33 Véase Prov 23,20s. Dándole valor de futuro: "no quedará nada en la bolsa".

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