sábado, 30 de junio de 2012

CAPÍTULO 19.


19 1Quien se da a la bebida, no se hará rico;
quien desprecia lo pequeño, se irá arruinando.
2Vino y mujeres extravían a hombres inteligentes,
el que anda con prostitutas se vuelve descarado;
3podre y gusanos se apoderarán de él,
y su descaro será aniquilado.  

Callar y hablar  

4El que se fía a la primera, no tiene seso;
el que peca, se perjudica a sí mismo.
5El que goza pensando mal, será condenado;
el que resiste a los placeres, corona su vida.
6El que domina la lengua, vivirá sin peleas;
el que detesta la murmuración, sufrirá pocos males.
7No repitas una murmuración
y no quedarás malparado;
8no se lo cuentes ni a amigo ni a enemigo,
y no lo descubras, a no ser que incurras en pecado.
9 Alguien te ha oído, se guarda de ti,
y un día te odiará.
10¿Has oído algo? Muera dentro de ti;
aguanta, que no reventarás.

11Tal noticia pone en trance al necio,
como la criatura a la parturienta;
12fecha clavada en el muslo
es la noticia en las entrañas del necio.
13Pregunta a tu amigo: a lo mejor no lo ha hecho,
y si ha hecho algo, para que no lo repita;
14pregunta al prójimo: a lo mejor no lo ha dicho,
y si lo ha dicho, para que no lo repita;
15pregunta al amigo: muchas veces es calumnia,
no te fíes de cualquier palabra.
16Hay quien tiene un desliz sin querer,
¿quién no ha pecado con la lengua?;
17pregunta al prójimo antes de reprenderlo
y deja lugar a la ley del Altísimo.  

Sabiduría y temor de Dios  

20Respetar al Señor es síntesis de la sabiduría,
cumplir su Leyes toda la sabiduría.
22No es sabiduría ser experto en maldad,
no es prudencia la deliberación de los malvados.
23Hay una astucia que resulta detestable
y hay insensatos que carecen de sabiduría.
24Más vale el de pocos alcances que respeta al Señor
que el muy inteligente que quebranta la Ley.
25Hay una astucia exacta y a la vez injusta,
hay quien es sagaz para aparentar rectitud;
26hay quien anda encorvado y compungido
mientras dentro está lleno de engaños:
27se hace el ciego, se hace el sordo,
y cuando no lo piensas te echa la zancadilla,
28y si le falta fuerza para hacerte daño,
cuando encuentre una ocasión te perjudicará.
29 Al hombre se le conoce por la figura,
al sensato lo reconoces al encontrarlo;
30la manera de vestir, de reír, de caminar
manifiestan el carácter de un hombre. 
 

19,1 "Lo pequeño", es decir, los gastos menudos de cada copa. Compárese con Prov 23,29-35.
19,2 Recordamos el refrán español: "la mujer y el vino sacan al hombre de tino".
19,3 El castigo es el desenlace mortal, según Prov 7,26s; 9,18.
19,4-17 Un campo donde hace mucha falta dominarse es el conversar, hablar y escuchar, preguntar y responder. Catorce versos en cuatro estrofas y una conclusión.
19,4-6 Primera estrofa. Formada de seis participios, tres de conducta mala, tres de conducta buena. En una primera lectura estos versos tienen valor general y sirven de enlace: repite de lo anterior "pecado" y "placeres", introduce el tema de la lengua y la murmuración. Leído otra vez después de la entera instrucción, admite una aplicación específica. "No fiarse": de "cualquier palabra" (15); el "pecado" es la maledicencia, que se vuelve contra su autor; el "placer" maligno de los "pensamientos" es la reacción a las murmuraciones (cfr. Prov 26,22).
19,7-9 Segunda estrofa. Hay ocasiones en que es obligación grave delatar el mal; entonces no se trata de maledicencia.
19,8 Hay ocasiones en que es obligación grave delatar el mal: entonces no es murmuración.
19,10-12 Tercera estrofa. La comparación está facilitada por la concepción hebrea, que considera las entrañas como depósito de informaciones (Prov 18,8). El autor tacha de necedad la falta de dominio.
19,13-15 Cuarta estrofa. Maledicencia y murmuración pueden poner en peligro la amistad, un bien muy estimado por el autor. En vez de creer a la ligera (4), el amigo debe entablar una especie de proceso amistoso, dando ocasión al amigo para explicarse o defenderse, o invitándolo a la enmienda.
19,16-17 La conclusión es a la vez excusa y amonestación. Apelando a la ley rubrica su instrucción: puede ser la ley de Lv 19,17s.
19,20-24 Se abre una nueva serie, bastante irregular, dominada en lo formal por la expresión "hay", en el contenido por el problema de las apariencias. La irregularidad proviene de las numerosas y extensas amplificaciones. En algunos casos puede deberse a la traducción griega. Hágase la prueba leyendo seguidos: 23.25.26; 20,1.5.6.9-12.21-23. Podemos extender la instrucción hasta la nueva reflexión sobre el maestro, al final del cap. 20, formando inclusión con 19,20-21. Las amplificaciones pueden ser comentarios añadidos por el mismo autor.
19,20. El comienzo no puede ser más genérico, y característico de Ben Sira. La sabiduría o sensatez se identifica o se vincula con el respeto del Señor, éste se traduce en el cumplimiento de la ley: compárese con Dt4,6.
19,21 Pero atención, que hay una sabiduría falsa, y hace falta un criterio para distinguirla: véase Sant 3,13-17 sobre las dos sabidurías. La sensatez que propugnan los maestros sapienciales es constitutivamente ética: la sabiduría humana, divorciada de la honradez ética y religiosa, no es auténtica sabiduría.
19,23 "Astucia" o sagacidad pertenece al repertorio de la sabiduría (Prov 1,1-6) y puede ser de doble filo (Prov 12,23). "Insensatos" debe de ser error de traducción, pues no hace sentido. Cabría un antitético "ingenuo, incauto", o sea, ni taimado ni ingenuo.
19,24 Remacha el paralelismo "respeto del Señor / cumplimiento de la ley", esta vez desprendidos de la inteligencia humana.
19,25-28 Segunda estrofa. Gestos de hombre devoto y compungido, en una sociedad que estima tales expresiones de religiosidad. Es probable que el hebreo del v. 27 comenzara por "hay".
19,29-30 Interrumpen la serie para introducir una corrección. No hay que fiarse de apariencias, es verdad; pero es posible conocer a los hombres por sus manifestaciones exteriores. El autor se deja llevar por su método de "los dos aspectos"; quizá esté distinguiendo entre lo forzado del fingimiento y lo natural de la manifestación.

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