sábado, 30 de junio de 2012

CAPÍTULO 21.


21 1Hijo mío, ¿has pecado? No lo repitas,
sino reza por los pecados pasados;
2huye del pecado como de la culebra: si te acercas, te morderá;
sus dientes son dientes de león que destrozan vidas humanas.
3La injusticia es espada de dos filos
y su herida es incurable;
4crueldad y arrogancia destruyen la hacienda,
la casa del soberbio quedará desierta.
5La súplica del pobre va de la boca a los oídos,
y Dios le hace justicia enseguida.
6Quien odia la corrección sigue las huellas del pecador,
quien teme al Señor se arrepiente de corazón.
7 Al fanfarrón se le conoce desde lejos,
el sensato reconoce sus deslices.
8El que construye su casa con dinero ajeno
recoge piedras para su mausoleo.
9Una banda de malhechores es un haz de estopa
que termina en una llamarada.
10El camino de los malvados está pavimentado,
pero desemboca en lo hondo del abismo.
11EI que guarda la Ley domina sus pensamientos,
respetar al Señor es sabiduría consumada. 
 

Necio y sabio  

12El que no es habilidoso no aprende,
pero hay una habilidad que produce amargura;
13el saber del sabio es riada que crece,
su consejo es fuente de vida;
14la mente del necio es vasija rota
que no retiene ningún conocimiento.
15Cuando el inteligente oye una palabra sabia, la alaba y añade otra;
la oye el imbécil, y se burla y se la echa a la espalda.
16La explicación del necio es fardo en el viaje,
los labios del prudente saben agradar;
17la asamblea solicita el discurso del prudente
y reflexiona sobre sus palabras.
18La sabiduría es prisión para el necio,
la prudencia es cárcel para el insensato;
19la instrucción es para el necio como grillos a los pies,
como argolla en el brazo derecho;
21La instrucción es para el inteligente joya de oro,
brazalete en el brazo derecho.
20El necio ríe sonoramente,
el cauto apenas sonríe;
22el pie del necio se precipita en la casa,
el hombre de experiencia se detiene con respeto;
23el necio fisga la casa desde la puerta,
el bien educado se queda fuera;
24es mala educación escuchar a la puerta,
el sensato se moriría de vergüenza.
25Los insolentes hablan con insistencia,
el prudente pesa sus palabras en la balanza;
26el necio tiene la mente en los labios,
el sabio tiene los labios en la mente.
27Cuando el impío maldice a Satanás,
se maldice a sí mismo;
28el que murmura se denigra a sí mismo,
y lo detestan en la vecindad. 
 

21,1-11 El pecado no procede de Dios, sino del hombre (15,11-20), de acuerdo; sólo que el hombre es débil (18,12); ¿qué hacer cuando uno peca? -Arrepentirse y enmendarse. Es el tema de esta instrucción, que contrapone el pecador arrepentido y enmendado al malvado contumaz.
21,1-3 Primera estrofa. La serpiente del paraíso queda reducida a una comparación: serpiente que envenena y león que descuartiza son en los salmos imágenes del malvado agresor, p. ej. Sal 57,5; 58,5; 140,4. El pecado envenena al pecador y descuartiza también al prójimo. "De dos filos" porque hiere a la víctima y al agresor.
21,3 Mt 26,52.
21,4-5 Una forma de maldad es la del potentado opresor y el pobre oprimido. La sanción es divina: Dios escucha el clamor del oprimido, según doctrina tradicional: Ex 3,9; 22,22s; lo desarrolla el autor en 35,1-10.
21,6-7 Es la corrección que conduce al arrepentimiento y la enmienda. No corregirse es persistir en el pecado. Este fanfarrón es, por el contexto, el que se gloría de su maldad y de su éxito: Sal 52,3.
21,8 Véase Jr 22,13-15; Hab 2,12.
21,9 Véase Is 1,31.
21,10 Véase Sal 73,18s.
21,11 Termina la instrucción con la síntesis que rige el libro (19,20): sabiduría - respeto de Dios - cumplimiento de la ley.
21,12-26 Consiste en una contraposición paralela del sensato y el necio, en estrofas irregulares. No considera la sabiduría como una cualidad terminada o como un repertorio de conocimientos clausurado, sino como capacidad dinámica de producir, adquirir y retener. Después los contrapone en la conducta social que llamamos buena o mala educación.
21,12 "Habilidad": la palabra griega suele traducir el hebreo sagacidad o astucia. No explica por qué la sagacidad es condición para el aprendizaje; más bien sería consecuencia. Quizá el pensamiento sea que sin la sagacidad uno no habrá completado la formación. El segundo hemistiquio es claro: 19,25.
21,13-14 El agua como elemento vital: léase Prov 16,22; 18,4.
21,15 "Se la echa a la espalda" para no tenerla presente: véase Sal 50,17. La versión latina ha entendido "se la aplica".
21,16 Véase Prov 27,3; Ecl 10,12. Nosotros empleamos la metáfora "pesado, cargante".
21,17 Véase Job 29,11.21-23; Sab 8,10-12.
21,19 En 6,24-31 la oposición se reparte en dos etapas del proceso de aprendizaje.
21,21 Véase Prov 4,9.
21,20 Véase Ecl 7,3.6. Es curiosa la poca atención que dedica el AT a lo cómico; en cambio, los escritores manejan hábilmente la ironía.
21,25 Nosotros empleamos la metáfora lexicalizada "ponderación, palabras de peso"
21,26 Esta aguda expresión contrapone la falta al dominio de la reflexión.
21,27-28 Dos proverbios flotantes, paralelos en el esquema "recae sobre él". El impío o malvado no debe echar la culpa a Satanás, como Eva en el paraíso, porque él es "Satán" para sí; lleva dentro la malicia del Satán: cfr. Rom 7,14-23. Otros comentaristas, cambiando el texto, lo refieren a la maldición injusta que recae sobre el que la pronuncia.

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