domingo, 8 de julio de 2012

CAPÍTULO 31.


Riqueza y honradez
(Eclo 13,15-24)

31 1Las vigilias del rico acaban con su salud,
la preocupación por el sustento aleja el sueño.
2La preocupación por el sustento ahuyenta el sueño
lo turba más que grave enfermedad.
3El rico trabaja por amasar una fortuna,
y descansa acumulando lujos;
4el pobre trabaja, y le faltan las fuerzas,
y si descansa, pasa necesidad.
5EI que codicia el oro no quedará impune,
el que ama el dinero se extraviará por él.
6Muchos quedaron empeñados por el oro
y se entramparon por los corales
-pero no los libraron de la desgracia
ni los salvaron el día de la cólera-,
7son una trampa para el necio,
el inexperto se enreda en ella.
8Dichoso el hombre que se conserva íntegro
y no se pervierte por la riqueza.
9¿Quién es? Vamos a felicitarlo,
porque ha hecho algo admirable en su pueblo.
10¿Quién en la prueba se acreditó?
Tendrá paz y tendrá honor.
¿Quién pudiendo desviarse no se desvió,
pudiendo hacer el mal no lo hizo?
11Su bondad está confirmada,
y la asamblea pronunciará su elogio.

Invitados
(Prov 23,1-8)

12Hijo mío, invitado a la mesa de un rico,
no seas glotón ni comentes: «Cuántas cosas».
13Piensa qué malo es el ojo envidioso y que Dios lo aborrece;
nada se ha creado más triste que el ojo: por lo que sea, a él le toca llorar.
14Trata a tu vecino con delicadeza
pensando en lo que a ti te desagrada;
15donde él mira no eches tú la mano,
no tropieces con él en la fuente.
16Sírvete lo que te pongan delante, no seas glotón, y no quedarás mal;
piensa que tu vecino es como tú y come lo que te pongan.
17Termina el primero, como pide la educación,
y no rebañes, para que no te desprecien.
18Si estás entre muchos invitados,
no eches mano antes que el vecino.
19Al hombre educado le basta poco,
y en la cama no se sofoca;
mientras que el necio sufre dolores,
insomnio, torturas, ahogo, retortijones;
20estómago que ha digerido tendrá sueño saludable,
por la mañana se levantará bien despierto.
21Si le tienes cargado de comida,
levántate, vomita y sentirás alivio.
22Escucha, hijo mío, no me desaires, y al final me darás la razón:
procede en todo con moderación, y no sufrirás desgracias.
23 Al huésped generoso lo bendicen los labios,
y la fama de su esplendidez es duradera;
24del huésped tacaño se murmura en la plaza,
y la fama de su mezquindad es duradera.

Vino
(Prov 23,29-35)

25No te hagas el valiente con el vino,
que a muchos ha tumbado el alcohol.
26El horno pone a prueba la obra del herrero,
el vino a los arrogantes cuando riñen.
27 ¿A quién da vida el vino?
-Al que lo bebe con moderación.
¿Qué vida es cuando falta el vino,
que fue creado al principio para alegrar?
28Alegría y gozo y euforia es el vino
bebido a su tiempo y con tiento;
29dolor de cabeza, tartamudez, afrenta
es el vino bebido con pasión e irritación.
30Mucho licor enreda al necio:
lo deja sin fuerzas y lleno de heridas.
31Mientras se bebe vino no reprendas al vecino,
ni te burles de él cuando está alegre;
no lo afrentes con tus palabras
ni lo humilles delante de los demás.

31,1-11 Véase 13,15-24.

31,1-2 Quizás el segundo verso sea variante del primero: la repetición sin avanzar no es, procedimiento de Ben Sira. Tal como está, aparece la enfermedad paralela a la preocupación.

31,3-4 Por oposición. El rico tiene tiempo y fuerzas para dedicarse a lo superfluo, cada vez es más rico y aun descansando se enriquece; pero véase 11,18-19. En cambio el pobre apenas alcanza a mantenerse, y se empobrece cada vez más; véase Prov 16,26 y el viejo refrán: "Jornal de obrero entra por la puerta sale por el humero".

31,5-6 Véase Prov 28,20; 1 Tim 6,9. Corales representan lo precioso y exquisito. El v. 6b parece glosa atraída por el tema, véase Prov 10,2; 11,4.

31,8-11 Bienaventuranza comentada en estilo sapiencial de preguntas y respuestas. Las preguntas van describiendo al personaje y encareciendo su conducta. Se puede comparar esta bienaventuranza con la primera del sermón del monte, recordando también Mt 19,23-26. La riqueza está vista como un examen o prueba, lo mismo que la pobreza en 2,5, tentación grave. La "bondad" del último verso es la caridad o beneficencia: el rico ha sabido usar de la riqueza a beneficio de los demás. Véase 5,1; Sal 61,11; 112; 1 Tim 6,17.

31,12-33,13 Normas de educación y temperancia en banquetes. Recordemos que se dirigen a jóvenes de buena familia, que ocuparán puestos importantes. La primera sección, 12-22, se fija sobre todo en el comer; compárese con 13,8-13.

31,12-13 Primer consejo: no ser ansioso. El hebreo dice "ojo malo" para significar la tacañería y también la codicia o ansia: véase Prov 23,1-3.6-8. La motivación presenta un texto muy dudoso, con indudables repeticiones: la traducción ofrece una selección probable. El sentido es claro: mientras cada miembro sufre su propio dolor, alojo le toca llorar por todos, en castigo de su codicia. 1 Jn 2,16 habla todavía de la "codicia de los ojos" como uno de los pecados máximos del mundo.

31,14-16 Segundo consejo: atención debida al comensal vecino, para la cual servirá de norma lo que uno mismo desea o evita: Mt 7,12; 22,40. No se usaban platos, sino fuente común, y la buena educación pedía servirse de lo que a uno le tocase enfrente. Quizás sean los últimos hemistiquios variantes de 15a, 16a.

31,17 -18 El número alto de invitados tampoco es excusa para prescindir del vecino.

31,19-21 Tercer consejo con motivación: de orden perfectamente humano y aun fisiológico. El maestro quiere que su discípulo, al menos a la mañana siguiente, tenga la cabeza clara. La lista de molestias o síntomas de indigestión parece algo recargada; si contenía palabras raras, no es extraño que copistas hayan querido explicarlas: "retortijones" podría ser explicación de ''torturas'', a no ser que el texto original hablase de pesadillas, compárese con 37,29-31.

31,22 Suena como exhortación conclusiva, de alcance general: el maestro inculca su enseñanza apelando a la futura experiencia del alumno.

31,23-24 La antítesis sirve de transición entre la instrucción sobre el comer y la instrucción sobre el beber. La temperancia debe ser virtud del invitado, no imposición de huésped tacaño: Ben Sira piensa que a sus alumnos también les tocará ofrecer banquetes. Véase 14,3-10; Prov 22,9.

31,25-31 La breve instrucción sobre el vino es mucho menos plástica que Prov 23, 29-35. Ben Sira, según costumbre, avanza por oposiciones, cantando las alabanzas del vino y precaviendo contra sus peligros.

31,25 Véase Prov 20,1; 31,4-5.

31,27 La pregunta es recurso didáctico. Sobre la función del vino véase 40,20; Jos 9,13; Sal 104.

31,28 El vino para matar penas: Prov 31,6

31,29 "Tartamudez" o "boca amarga": el texto es dudoso.

31,31 La razón puede ser doble: para no provocar riñas, por comprensión con el prójimo. 

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