viernes, 27 de julio de 2012

CAPÍTULO 51.


EPÍLOGO.

ACCIÓN DE GRACIAS.
51 1Te alabo, mi Dios y salvador;
te doy gracias, Dios de mi padre.
2Contaré tu fama, refugio de mi vida,
porque me has salvado de la muerte,
detuviste mi cuerpo ante la fosa,
libraste mis pies de las garras del Abismo,
me libraste de la difamación:
de lenguas que flagelan,
de labios que calumnian,
estuviste conmigo frente a mis rivales,
3me auxiliaste con tu gran misericordia:
del lazo de los que acechan mi traspié,
del poder de los que me persiguen a muerte,
me salvaste de múltiples peligros,
4del cerco apretado de las llamas,
del incendio de un fuego que no ardía,
5del vientre de un océano sin agua,
de labios mentirosos e insinceros,
de las flechas de una lengua traidora.
6Cuando estaba ya para morir
y casi en lo profundo del Abismo,
7me volvía a todas partes y nadie me auxiliaba,
buscaba un protector y no lo había,
8recordé la compasión del Señor y su misericordia eterna, 
que libra a los que se acogen a él y los rescata de todo mal;
9desde el suelo levanté la voz
y grité desde las puertas del Abismo,
10invoqué al Señor: Tú eres mi Padre,
tú eres mi fuerte salvador,
no me abandones en el peligro,
a la hora del espanto y turbación;
11 alabaré siempre tu nombre
y te llamaré en mi súplica.
El Señor escuchó mi voz y prestó oído a mi súplica,
12me salvó de todo mal, me puso a salvo del peligro.
Por eso doy gracias y alabo
y bendigo el nombre del Señor:
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Dios de la alabanza,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al guardián de Israel,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al creador del universo,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al redentor de Israel,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que reúne los dispersos de Israel,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que reconstruye su ciudad y santuario,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que hace rebrotar el poder de la casa de David,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que escoge un sacerdote entre los sadoquitas,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Escudo de Abrahán,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias a la Roca de Isaac,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Paladín de Jacob,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al que escoge a Sión,
porque es eterna su misericordia;
dad gracias al Rey de reyes,
porque es eterna su misericordia;
acrece el poder de su pueblo, alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. Aleluya.

Poema alfabético a la Sabiduría
(Eclo 6,18-31)

13Siendo joven, antes de extravianne, la busqué.
14Vino hasta mí tan bella,
que hasta lo último la procuraré.
15Cuando cae la flor, las uvas
al madurar alegran el corazón.
Pisé un camino llano,
porque desde joven la traté;
16presté oído un poco
y adquirí mucho saber.
17Ella fue mi nodriza:
a mi maestra entregaré mi honor.
18Me propuse gozar,
ansioso de placer, y no cederé;
19la deseé ardientemente
y no me retiraré;
la deseé arduamente
y no descansaré en sus alturas;
mi mano abrió sus puertas:
contemplaré sus secretos.
20Me limpié las palmas ...
 
Con sus consejos adquirí prudencia
y no la abandonaré;
21mis entrañas se conmovían al mirarla,
por eso la adquirí como posesión preciosa;
22el Señor me concedió lo que pedían mis labios,
con mi lengua le daré gracias.
23Yenid a mí, los ignorantes
y habitad en mi escuela.
24¿Hasta cuándo andaréis escasos
y os moriréis de sed?
25 Abrí la boca para hablar de ella:
comprad sabiduría de balde.
26Someted el cuello a su yugo
y aceptad de buena gana su carga;
pues se acerca al que la busca,
el que se entrega la encuentra.
27Yed con vuestros ojos que, siendo yo pequeño,
la serví y la conseguí.
280íd lo que aprendí en mi juventud,
y por mí obtendréis plata y oro.
29yo me alegraré con esta audiencia
y vosotros no os avergonzaréis de mi canción.
30Haced vuestras obras con justicia
y el Señor os recompensará a su tiempo.
Bendito sea el Señor por siempre,
alabado sea su nombre de edad en edad.

Hasta aquí las palabras de Simán, hijo de Jesús, apellidado hijo de Sirá.
Sabiduría de Simán, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá.
Sea bendito el nombre del Señor ahora y siempre.

51,1-12 Estos versos siguen la forma clásica del canto eucarístico o de acción de gracias: con su introducción, recuento de la situación desgraciada o desesperada, liberación, alabanza. Está desarrollado por continuas reminiscencias de salmos, sin fijarse en ninguno concreto. La situación es el peligro de muerte, visto como síntesis de todos los males, y como suceso humanamente irremediable. Imágenes varias se sobreponen para simbolizar la suprema angustia humana, y en ellas nos parece reconocer la voz de Is 38; Jon 2; Sal 89. El peligro de muerte parece inducido por una conjura enemiga, tema también tradicional en los salmos; y domina, como era de esperar, el tema de la calumnia y la mentira, armas terribles de destrucción.

51,1 Véase Sal 18,47; 22,23; 25,5; 102, El título "Dios de mi padre" no lo recogen los traductores antiguos; menos llamativo sería en plural "Dios de mis padres". Teniendo en cuenta el verso 10 y su modelo Sal 89,27, se podría traducir "Dios mío, padre mío".

51,2 Véase Sal 27,1 y la oración de Ezequías en Is 38. Sobre los labios mentirosos cfr. Sal 40,5; "estuviste conmigo" cfr. Sal 56,10.

51,3 "Traspié": corrigiendo, según Jr 20,10.

51,4-5 Es dudoso el sentido de 4b. 5a, la traducción es conjetural. Si se acepta, resulta un procedimiento estilística por negación, original de nuestro autor. Véase Sal 52,6. 119,69.

51,6 Véase Sal 88,4.

51,7-8 Véase Sal 25,6; 121,7.

51,10 Sal 89,27. La última fórmula parece cita de Sof 1,15.

51,12 Al terminar su oración personal, el autor se vuelve a la asamblea, según costumbre tradicional. Recita un salmo litúrgico litánico, como el 136, cambiando las invocaciones. El primer verso era clásico en la liturgia: p. e. Sal 118; 136.
Primera estrofa: alternan títulos universales de Dios y títulos históricos referidos a Israel. Segunda estrofa: temas escatológicos: vuelta de los dispersos, reconstrucción de ciudad y templo, restauración de la dinastía Davídica y del sacerdocio sadoquita. Tercera estrofa: títulos divinos referidos a los patriarcas, y de nuevo el centro religioso.
Final: "rey de reyes" es la forma antigua de "emperador", el autor se complace en el superlativo; los últimos versos son cita del final de Sal 148.

51,13-29 Poema alfabético. El autor cuenta en primera persona sus trabajos por adquirir la sabiduría y exhorta a sus alumnos a seguir sus huellas. Muchos temas y fórmulas proceden de 6,18-31, donde son simple exhortación. El poema alfabético se encontraba al final del texto, y muy pronto sufrió daños materiales. Alguien completó lo que faltaba retraduciendo al hebreo de traducciones, pero sin respetar el artificio alfabético. La traducción de la primera parte se basa en reconstrucciones propuestas por diversos autores a partir del griego o el siríaco; a partir de la letra L, el texto hebreo está bastante bien conservado.

51,13-15 Varios de estos verbos se emplean en los salmos con Dios como complemento, con la ley, en el Deuteronomio. La única imagen recuerda el gran himno que recogido en el cap. 24.

51,16-19 En contraste lo poco del trabajo y lo mucho del resultado. El que le enseñó es Dios, según Eclo 39,6-9. También se aplican a Dios "seguirlo, pegarse a él". "No me avergonzaré" o "no fracasaré", expresión de confianza en Dios.

51,20-22 Vuelve la imagen del fruto, y se oye una alusión al templo donde el hombre contempla a Dios. "Prudencia" es la tercera forma sapiencial, después de "sabiduría", 14, y "doctrina", 16. El verso numero catorce del poema concluye con acción de gracias.

51,23 Prov 9,1-5.

51,23-26 La última sección es parenétiea: habla el sabio como en Prov 9 hablaba la sabiduría. También la fórmula "estar cerca" se dice de Dios.

51,27-29 La antepenúltima y penúltima letra del alfabeto sugieren la invitación a "ver" y "escuchar". El último verso es como el envío, como el final de Sal 19.

51,30 El verso es como un estrambote añadido al final del alfabeto. Sigue una invocación, dos notas sobre el autor y una nueva invocación. Las notas no coinciden perfectamente: Jesús parece ser hijo de Eleazar y nieto o descendiente de Sira; a lo mejor se trata de una familia de sabios que han contribuido en modo diverso a la obra; el nieto ha continuado la tradición traduciendo la obra al griego. 

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